Por Atilio O. Diorio
Se impone sentar prioritariamente que el abordaje de este instituto jurídico-político tan echado de raíces en Occidente, no muestra novedades en estas jornadas.
Pero ello no obsta, según es de entender, que lo traigamos a la mesa de estudios, para ubicarlo en el sitio que justicieramente merece instalarse en el devenir del proceso democrático que le respecta.
Es por ello, que, conforme a nuestro foco, puede ser considerado base y herramienta tutelar de la democracia que nos ciñe.
El tema no es menor, y reconoce inicio, en este caso, en artículo que La Nación Ideas, correspondiente al 11 de octubre ppdo, pág. 9 con la péndola de Roberto Gargarello brindara a leer con el título de: «Límite al poder: el valor del impeachment en la democracia constitucional».
Pero a ello hay que agregar en pos de esa razonabilidad, ciertos conceptos que la noticia periodística nos acerca: «Más allá de que puede ser desvirtuado por fines mezquinos, el juicio político es una herramienta que resguarda el derecho de los ciudadanos contra los abusos de un poder que se excede». «Es importante que resista los cercos inhibitorios que crean los oficialismos para evitar la crítica».
Junto a lo que explicita Gargarello, frente a una institución de gravitación capital, nos permitimos evocar el releer a los autores que han analizado al juicio político en la bibliografía nacional y, si se presentare viable, en la internacional de nuestro hemisferio.